El aturdimiento de la razón, el silencio del pensamiento, la lejanía de un motivo necesario, la escasez de luz, hemos creado nuestro mundo, un cajón con paredes altas, suficientemente pequeño para sentirnos seguros, para no cobijar nada ni a nadie.

Son los espacios propios, los que nos quedan cuando todo esta perdido, cuando necesitamos un refugio intimo, nos deslizamos dentro y vivimos otro mundo con experiencias diferentes, donde un pensamiento domesticado y afín nos deleita con imágenes siempre soñadas, con vivencias siempre deseadas y nos mantiene durante el tiempo que tarda en desvanecerse despiertos y atentos a la vida, a otra vida que nos prepara para la realidad de esta. Son los espacios secretos, todos los tenemos, pero en muchas ocasiones desconocemos su existencia. Forman parte de la oscuridad forman parte de los sueños.