El desencanto suple en mi la razón de otras cosas, es parte de ese vacío que arroja a la persona a la desorientación, causa fundamental de búsqueda de nuevos horizontes, nuevos puntos de referencia donde aferrar la lucha de cada día. Es inevitable pensar que las cosas, la razón de ser, todo lo que un día significo algo, se nuble y pierda su viejo encanto, su atractivo y refugio
Publicado por Celedonio Sepúlveda |
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Algunas preguntas y afirmaciones que surgieron cuando leía la novela, hace 43 años.
– Mi pensamiento transcurre dentro de mi propio pensamiento.
– La verdadera vida empieza con la paz y la paz se encuentra en la felicidad de cada uno.
– ¿Que es la vida y Que es la muerte?
– La soledad forma parte de la tortura del hombre ¿porque nos torturamos?
– La sociedad está madura. Yo no quiero su fruto.
– Busco en mi lo que no encuentro en los demás ¿Qué busco en los demás?
– Los demás buscan en mi lo que no encuentran en ellos ¿ Que buscan en ellos?
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En este mundo de tontos, la política ya está contagiada, y a su vez, la tonta política retroalimenta de nuevo a los tontos. No hay una buena solución práctica, que resuelva este bucle, son como los zombis, se reproducen por puro contagio, están en todas partes y con todo tipo de camuflaje, ya no te puedes fiar de la normalidad, bajo el aspecto normal casi siempre hay una sorpresa, es como abrir un huevo Kinder, o como la caja de bombones de Forrest Gump, nunca sabes que hay dentro. Una sociedad tan contaminada es difícil revertirla a una senda de sensatez, no existe esa fuerza capaz en los mecanismos normales, requeriría de mucho tiempo y la transformación sería evolutiva, a la sazón, totalmente inútil para estas cuestiones. Históricamente las soluciones han sido drásticas, con giros de 180º en apenas tiempo y con resultados asombrosos y a veces nefastos. Es lo que tiene hacer tonterías.
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De espaldas en la pared, la rodilla derecha flexionada y la planta del pie apoyada al muro, estaba allí ensimismado, por la postura supongo que esperando, no sé bien a quien, ni porqué, estaba totalmente en blanco, como acabado de despertar de un sueño, pero en cuanto la vi, supe que era a ella, la mire, la abrace y la traje hacia mí, nos conocíamos pero quedo sorprendida, no lo esperaba, era la primera vez que yo manifestaba mi deseo de forma tan evidente y práctica, su cara estaba sonriente y su cuerpo, dócil, se dejó llevar. Sin pensarlo, con las prisas del que huye, di refugio a mis manos debajo de su ropa, y la acaricie suavemente, cerré los ojos para notar su piel y dejarme caer por su pendiente para refugiarme en su calidez, las sensaciones fluían en un rio de acordes que invadían mi pensamiento desbordándolo de felicidad, haciendo de ese momento breve de realidad un sueño infinito de placer, lejos de allí, en algún otro lugar de nuestra imaginación.
Atraer su cuerpo y notarlo en mí, me sumía en un placer extraño, huraño, no quería compartirlo, ni que nadie lo viese o lo notara, quise ser egoísta para proteger ese momento o sueño. Si alguien lo reconocía sentiría la necesidad cierta de quitarme aquel tesoro, de invadirlo y quitarle su brillo, de curiosear y estropearlo. Rompiéndolo, y eso me atormentaba. Me hacía dudar. Y la duda fue el motivo. Y el miedo la razón. Aquello acabó, en cuanto desperté.
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