Los tiempos nos arrastran y traen consigo nuevas técnicas y nuevas formas de relacionarnos, el otro día en la radio escuchaba que con el teléfono móvil no hubieran sido posible muchos de los mitos y los cuentos que nos han acompañado durante tantos años, esa tecnología hubiese roto con la soledad, el aislamiento, la espera y en la mayoría de los casos hubiese dinamitado la magia de lo imposible con un sms o con un whatsap, es posible que sea así. No hace mucho los niños pensaban que la leche venia de los tetrabiks, ahora esta generación de niños cuando dejan el chupete cogen el smarphone, no podrían imaginarse un mundo sin internet, unas relaciones sin likes y sin la posibilidad de bloquear a diestro y siniestro a todos aquellos que no son de su cuerda sin dar una sola explicación solo pulsando una opción, ser amigo o dejar de serlo sin cruzar una palabra ni una mirada, mantener conversaciones donde faltan las mitad de las palabras, mostrar las emociones con dibujitos que quieren imitar una sonrisa, una carcajada, un abrazo o una mirada de reprobación o cariño o un beso, y todo esto cuando la distancia en muchos casos no existe, la marca nuestro móvil.
Cuando todo esto pase, si pasa, y si no pasa también, nos daremos cuenta del valor de las palabras pronunciadas, del valor de sus diferentes sonidos, del valor de una mirada, del valor de una caricia de un roce, del valor de la cercanía y de la importancia de la palabra escrita. Cuando todo esto pase o perdamos el miedo a nosotros mismos y a los demás.