Porque cuando sentí aquellas manitas frías en las mías, aquellas manitas que ya nunca me volverían a estrechar, oí mis gritos: los mismos gritos que había oído cuando nacieron. ¿Y por qué los mismos, siendo un grito de suprema alegría y otro de tristeza ? No sé por qué, pero sé que son el mismo grito. ¿No será que en todo el Universo no hay sino un grito que exprese la Tristeza, el Júbilo, el Éxtasis y la Alegría: el Grito de Creación de la Madre?. Mi vida, Isadora Duncan.
../.. Siempre en el mismo desierto, en la misma noche, mis ojos cansados se despiertan ante la estrella de plata, sin que se conmuevan los reyes de la vida, los tres magos, el corazón, el alma, el espíritu. ¿Cuándo iremos más allá de las playas y los montes, a saludar el nacimiento del trabajo nuevo, la nueva sabiduría, la huida de los tiranos y de los demonios, el fin de la superstición, para adorar -¡los primeros!- la Navidad en la tierra?
¡El canto de los cielos, la marcha de los pueblos! Esclavos, no maldigamos la vida. Mañana, Rimbaud,
Perdido en los caminos del hombre, a tientas, avanzando entre sentimientos, se me va por entre las manos como el agua, el amor y la ternura.
No se encuentran los caminos del hacer y el querer y el alma de niño vaga por uno y por otro sin rumbo: sin visión. Eso es lo que más duele. Ese es el sentimiento que aturde, que aleja y desconfía.
Pero la vida no es eterna. Celedonio Sepúlveda.
“Hoy vivimos en una sociedad de la supervivencia. Avanzamos colgándonos de una crisis a la siguiente, de un apocalipsis al siguiente, Así la vida se atrofia y se reduce a resolver problemas. Ante acontecimientos apocalípticos como la pandemia, la guerra y las catástrofes climáticas, miramos amedrentados hacia un futuro tétrico. Hemos renunciado a las esperanzas. La vida se reduce a resolver problemas, incluso a sobrevivir. La vida es sacrificada en el altar de la angustia. Nos hemos resignado a sobrevivir. La jadeante sociedad de la supervivencia se parece a un enfermo que ya solo abriga el débil deseo de que el dolor cese pronto. La esperanza es lo único que nos permitiría recuperar aquella vida que es más que una misera supervivencia.” Byung-Chul Han (filósofo).