Las dificultades en nuestra economía parece que están presentes, a pesar de la negación de quien tiene y tenia la mayor parte de las herramientas para evitar los efectos mas perniciosos, los consejeros autonómicos y el ministro de economía, ninguno de ellos se ha ido a su casa, no han sabido ver la formación de una crisis artificial y ahora pretenden ponerse al frente para solucionarla. Menos mal que la mano invisible de Adam Smith funciona en los momentos mas necesarios.
Los efectos perniciosos de la globalización, sin duda, están afectando a nuestra economía, la falta de liquidez causada por la caída del mercado financiero americano esta en el origen, pero no es la puntilla de nuestra situación.
La dejadez y la permisividad en un sector estratégico por su peso en el PIB como la promoción inmobiliaria y su influencia en el resto de sectores ha sido bochornosa, el sector ha dado mucho dinero y han sido muchos los que han llenado bolsas de basura, unos de forma chulesca y la mayoría en silencio y con guantes blancos.
Normalmente la industria, y la promoción inmobiliaria es industria de transformación, se rige por unas reglas muy claras y nada confusas, en base a unas materias primas, un proceso de producción y la mano de obra y capital necesarios, se diseña y produce un bien, en este caso un bien necesario, con unos costes muy calculados y conocidos, si al coste de producción le aplicamos un margen de beneficio razonable, obtenemos un precio de venta que ha de ser aceptado y asumible por el mercado. Fácil, así se fabrican los coches y muchos productos que encontramos en el mercado. Ningún fabricante de coches piensa en subir cada semana los precios en función de como tire la demanda y en función de los tipos de interés, que han hecho que la elasticidad de los precios inmobiliarios llegase a cotas impensables y que los agentes de este mercado han llegado a romper.
Un sector primario con fuerte demanda se ha convertido en un mercado de lujo, tener una vivienda se ha convertido en un «capricho carisimo» de igual manera que poseer un diamante.
Los ajustes de esta crisis se han de producir por la deflación del sector y por la bajada de tipos de interés, es necesaria una revisión de la política monetaria, no se puede controlar la inflación con la subida de tipos, de hecho no se controla, son medidas que algún economista con ganas de Nobel debería de revisar en pleno siglo XXI, el mundo globalizado no se rige solamente por los mecanismos Keynesianos, ni las teorías de Milton Friedman.
El sector debe volver a la normalidad controlando el proceso en su origen, el suelo, causa además de la generación de todo el dinero no declarado cuyo efecto multiplicador se traslada al usuario final, alejando a los especuladores, conocidos con el sobrenombre de inversores y tomándose más en serio la labor de dar fe a la compra.