Ago
1st

La delgada línea roja de la democracia

linearoja Los telediarios no los veo por una cuestión de salud mental, pero cuando aún ojeo los periódicos, me sorprendo sobremanera, a veces incluso me enojo y la mayoría de las veces no entiendo.  Como es posible que no sea capaz de ver la grandeza del Estatuto catalán, como es posible que no entienda que trabajare menos, que pagare menos impuestos, que las autopistas serán gratis, que los radares me harán una foto pero solo de recuerdo, que los mozos me los encontrare en las rotondas para darme los buenos días, que podré ir a 80 por las rondas en vez de estar parado y todo ello por mi bien, que podre trabajar en Barcelona con mi coche y sacar algo más que para pagar las multas, que los recibos del agua, luz y electricidad serán justos y no reflejaran la incompetencia y el lucro de sus gestores, que la administración no me pedirá el padrón municipal si tengo el DNI actualizado, que por fin seré primero un ciudadano y luego si cal una persona de la que desconfiar, y no al contrario como ahora que nada es valido si no esta conformado varias veces por fedatario publico u organismo, que posiblemente recibamos subvenciones para tunear el coche, que las obras de nuestra casa con suerte las financiara el Palau, que para ver los toros (no me apasionan, nunca he ido) tendremos que ir a España o Francia, que formaremos parte de una gran familia donde el gran ojo vigilara por nuestra identidad y nuestro compromiso, teniendo gran cuidado en que nadie salga del redil identitario y uniforme.

Disquisiciones aparte, quiero desgranar, la democracia con la que se elaborado el estatuto y el resto de las leyes y decretos leyes.

Partamos de convencionalismo tantas veces oído, la democracia es el mejor sistema de gobierno que conocemos y aceptémosle.  Como concepto es perfecto, pero las instituciones y el contenido se lo dan las personas, importante, las personas que eligen los partidos en función de lealtades y vasallaje, como decía un político de la transición el que se mueve no sale en la foto.  El no ser critico o mantener una disciplina fue algo muy oportuno y ventajoso en la transición, lo importante era una misma idea y un mismo fin, llegar al final de un periodo y gobernar en democracia, fue posible por la unidad de las voces y sobre todo por el carisma y el sentido común de los lideres del momento.

Piensen una transición con los políticos actuales, o en un equipo de redactores de la Constitución.  No tan siquiera es posible plantearlo.  La mediocridad y la falta de sentido político es lo que más abunda en la mal llamada clase política.

En el momento actual nuestro sistema político esta plenamente maduro, y necesita mecanismos que lo protejan de todo lo contrario que en la transición.  Lo que atenaza a la democracia actual es la corrupción, la mediocridad, el inmovilismo y la falta de critica.  Ha de ser mas participativa y elaborar mecanismos para atajar los abusos de los gobernantes.  Cuatro años de gobierno incompetente o con personas faltas de capacidad o débiles pueden llegar a poner en cuestión la convivencia de forma muy grave.  Parece imposible pero es factible.  del mismo modo que nadie pensaba que tras tanta abundancia sucedería una época como la actual.

Se han de potenciar las listas abiertas, las elecciones primarias y hacer los partidos políticos abiertos y receptivos a las inquietudes  sociales, las reales.  También se han gestionar mecanismos para actuar de forma automática cuando un político pierda el norte, o cuando una institución sobrepase la línea roja.  Nadie en este país, sea Agamenon o su porquero, tiene el mínimo derecho, repito EL MINIMO DERECHO, de poner en cuestión y menos en peligro el modelo de convivencia que los españoles hemos elegido después de una guerra y 40 años de sometimiento.  Se han de articular mecanismos de forma inmediata para devolver a su sitio a los políticos que no son dignos de representarnos, los que sobrepasan la línea rojo.

Y lo que no se puede permitir, ya lo he dicho muchas veces, es ser un déspota aprovechándose de la etiqueta democracia.

Abr
1st

La guerra del agua ya ha comenzado

16743 Ya se empieza a vislumbrar la escasez de agua como problema crónico de este siglo, y no será por que las señales no han sido claras y constantes durante años, pero como tantos otros quebraderos de cabeza de las sociedades modernas nos obstinamos en mirar para otro sitio, en primer lugar quienes tienen medios, personal, técnicos y presupuesto para detectarlo: la retahíla de administraciones con sus despachos, sus sillones y los políticos que los ocupan, y por supuesto nosotros ciudadanos de a pie a los que todo nos va bien, mientras nadie irrumpa en nuestro sofá para quitarnos el mando.

Y estamos a vuelta con Barcelona, ciudad se supone puntera en el ranking mundial de ciudades importantes, pero con graves problemas estructurales, apagones tercer mundistas, socavones de metro, socavones de ave y ahora si nadie lo remedia con una importante crisis del agua que todos intentan minimizar y pronunciar con la boca chica, pero cuyas medidas represivas ya están en marcha en el área metropolitana, como siempre hacia el ciudadano-consumidor más humilde y posiblemente más concienciado. Mientras los periódicos no dejan de mostrar fotos denuncia donde se pone de manifiesto el poco cuidado en el riego de parques, fugas en canalizaciones, bombeo de aguas freaticas a las canalizaciones se saneamiento y locuras de este corte.

Entramos en abril, y como dice el refrán «aguas mil», toquemos madera para que no sea de golpe sino de diez en diez, que tengamos tiempo de llenar los cubos y barreños, por si los barcos de Almería no llegan, el agua francesa tampoco, el trasvase del Segre que si que no…y los milagros…los milagros no existen.

Ene
14th

Niños

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Todos los niños tienen un mundo propio, es el mismo que el de los adultos pero más grande, por eso el tiempo pasa más lentamente, luego a medida que crecemos el mundo se hace más pequeño y más aprisionante.Aquel niño miraba como solo son capaces de mirar los niños, de forma sincera e inocente, ansiosa, todo le podía servir, el saco de la sabiduría era muy grande y estaba vacío. Era un espectador del mundo, su papel aún no estaba definido. Desde el patio de butacas observaba la gran obra, siempre con atención, sin perder detalle. Provocaba en él sentimientos de toda índole, alegría cuando los actores se reían, tristeza cuando los actores entristecían, todo se transmitía de forma mimética, de alguna manera él entendía los sentimientos, pero quedaba un tremendo vacío porque nunca entendía el argumento.Su niñez rural, el contacto con la naturaleza, con las cosas tal como son, le había dotado de una sensibilidad especial. Aquel mundo infantil estaba lleno de alegría, no había limitaciones ni peligros conocidos, las barreras del mundo adulto aún eran demasiado altas para levantar la mirada.La luz rebotaba en los espejos de cal, el calor de aquella tarde arrancaba de los adoquines alientos de vapor encendido. A él le gustaba inclinar la cabeza y ver a contraluz como el vaporcillo se elevaba a las nubes. Se tendió en la acera, le gustaba abandonarse, turbarse al sol, como los lagartos. Su padre estaba enfrente, con las puertas de casa abiertas y una gran red colgada en el gancho del techo, la estaba tejiendo, abstraído en sus pensamientos, recordando sus recuerdos. A esa hora el silencio era total, incluso la calle estaba adormilada, solo de vez en cuando alguna lagartija correteaba por las paredes en busca de su presa. La quietud era total. Él lo observaba, podía pasarse horas mirándole, desde esa lejanía tan cercana, no decían nada, pero el sabia que su padre notaba su presencia y le gustaba. El tiempo se congelaba en esa hermosa complicidad.Él me contaba que tenia un baúl en su memoria lleno de imágenes similares. Siempre al lado de su padre, pero de forma invisible, imperceptible, en algún sentido lejana. «Aquel hombre tenia una vida interior que le acosaba, yo era su mundo de paz, su cómplice en la tristeza, por eso nunca me alejaba de él. Sus sentimientos estaban inmovilizados, inválidos, su sensibilidad la habían castrado para siempre en aquella terrible guerra, no recuerdo abrazos ni momentos de especial ternura física, pero lloro cuando recuerdo su presencia. No tenia nada que contarme, solo podía darme su amor con aquel silencio, con su presencia. Yo lo notaba y le estoy eternamente agradecido».