Es loable el movimiento del 15M, los llamados indignados, nombre acunado del libro “Indignados” del alemán Stéphane Hessel, y prologado por José Luis Sanpedro, dos respetables ancianos y al parecer también indignados.
Vencer la pasividad es el primer paso para la esperanza, “Os deseo a todos, a cada uno de vosotros, que tengáis vuestro motivo de indignación. Es un valor precioso. Cuando algo te indigna como a mí me indignó el nazismo, te conviertes en alguien militante, fuerte y comprometido. Pasas a formar parte de esa corriente de la historia, y la gran corriente debe seguir gracias a cada uno”.
Ha pasado casi un mes desde el 15M, han sido muchas las esperanzas depositadas en este puñado de personas, por ellos mismos y por el otro gran puñado que ha preferido ver los toros desde la barrera, también han sido muchas las criticas de los mas educados y recatados en sus cómodos asientos de las tertulias o redacciones de medios de comunicación, lanzando preguntas del tipo ¿a quien representan? o afirmaciones de que eso no es la democracia real, la respuesta a ambas cuestiones, o mejor el consejo es que dejen por un momento sus paraísos y bajen a la tierra, algunos además deberían bajar la medicación.
Obviar este tipo de manifestaciones de protesta es desconocer por completo nuestra realidad actual, es cierto, estamos mejor que décadas atrás, pero bastante peor que hace pocos años, también es cierto que hay mucha gente que vive muy bien y bastante más que viven bien, los BMW, Mercedes, Audi y este tipo de coches de gran potencia parecen regalarlos con los Frosties, pero la sociedad la formamos todos, y la paz y la armonía solo se consigue cuando hay equilibrio, y el equilibrio a pesar de las diferencias sociales funciona cuando todos, los que tienen puntos suficientes los canjean por el cochazo y los que necesitan trabajo, consiguen su trabajo. Este movimiento refleja a la perfección el estado de animo de una parte importante de la sociedad española, que no consume Frosties, y por extensión de la europea. ¿Cual es el futuro de esta queja? ¿Donde esta su final?
La situación actual da lo suficiente para sentirse indignado pero es mas correcto sentirse ofendido, la falta de respeto de la clase política hacia la ciudadanía da para elevar la indignación a la ofensa, siendo generoso. Los organismos internacionales y el sentido común lo certifica, sitúan un horizonte económico estable en España a 10 años vista, y “estable” significa tasas de paro del 9%. Diez años pueden parecer poco para un país, pero para las familias pueden ser una eternidad, y más cuando en ese camino se están perdiendo muchos beneficios que creíamos para toda vida, derechos que pensábamos no había tijeras capaces de recortarlos.
El movimiento del 15M, se ha agotado en las plazas por la diversidad de propuestas, son tantas las cosas que están mal que resulta difícil focalizar la protesta en dos o tres cuestiones capaces de catalizar a la gran mayoría de la opinión publica, pero ha ido a regenerarse y crecer a los barrios, a los pueblos. El 15M no ha muerto, ni esta enfermo, seguirá latente y creciendo en silencio y tranquilo, también en paz, mientras ello sea posible.
Quizás si hay dos cosas que deberían cambiar, la primera es el nombre, no deberían dejarse adjetivar, los “indignados” no es nombre adecuado para recoger un movimiento ciudadano de largo alcance, el 15M o Movimiento de las Plazas, son nombres que no encierran conceptos o significados manipulables, y por otro lado la concreción o la táctica hay que separarla de la estrategia o la diversidad de razones que pueden suponer el objetivo final. Para ganar la guerra hay vencer en casi todas las batallas, al menos las importantes.
Las victorias que animan a la gente a seguir.
Publicado por Celedonio Sepúlveda |
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