Dic
28th

Tanta violencia, tanta muerte, tanta locura, tanto silencio, tanta complicidad, …

gaza3 Estos días de navidad los israelitas y palestinos siguen en su particular guerra prolongada y desigual, tan desigual que no tiene sentido llamarlo guerra, a estas situaciones de escala donde el simple gesto, es castigado con represalias brutales de muerte y destrucción no se llama guerra, y esas acciones no puede quedar justificas por ser acometidas por un Estado.  La política del terror y la muerte para situar fronteras nunca ha funcionado, el miedo y la pasividad de los pueblos no duran eternamente, los pilares donde se fundamenta la paz de esa región no están asentados y el vaso de la intolerancia, al igual que el de la solidaridad se están llenando.  No es buen momento para avivar la llama y no es buen momento para el silencio de las naciones.

Las recesiones económicas no son buen caldo de cultivo para estas situaciones de violencia descontrolada, que cualquier gobernante aburrido puede aprovechar para desviar la atención de sus problemas hacia los del vecino.

Toda violencia es repugnante, pero cuando es tan desproporcionada e indiscriminada resulta, si cabe, más violencia y más repugnante.

Feb
22nd

La tribu

adios cataluña Es inquietante percibir dos sensaciones a la vez, resulta incluso desagradable por lo inquietante. «Adiós Catalunya» es un libro que produce sensaciones de diferente signo, es un conjunto de sutiles, afilados y valientes pensamientos de un hombre sobre todo libre, no nos puede dejar indiferente, pero quizás el sabor agridulce, el paralelismo entre el amor y la guerra como dice el subtitulo define mejor la esencia de unas convicciones luchando por sobrevivir a la demencia y pequeñez de la doctrina de la tribu.

La guerra necesaria para que el amor y la razón perduren por encima de los conceptos nacionalistas e identitarios, guerra que el muestra como divertida por que le ha mantenido vivo y entero pero que transpira la tristeza del rechazo de los tribales.

Produce escalofríos las reacciones de los miembros de la tribu ante el disidente, las traiciones, la indiferencia y la ceguera ante las limosnas del poder, la libertad de pensamiento y de opinión se someten a las arengas nacionalistas.

Albert Boadella, sin quererlo ha conseguido un profundo tratado sobre la radicalidad de las ideas, tomando como ingredientes las castas de poder con la complicidad de la llamada inteligencia, libro que por suerte, no por deseo de muchos, aún no esta prohibido en Catalunya. Aprovechar mientras dure para disfrutar y desempolvar las ideas. GENIAL.

Ene
14th

Niños

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Todos los niños tienen un mundo propio, es el mismo que el de los adultos pero más grande, por eso el tiempo pasa más lentamente, luego a medida que crecemos el mundo se hace más pequeño y más aprisionante.Aquel niño miraba como solo son capaces de mirar los niños, de forma sincera e inocente, ansiosa, todo le podía servir, el saco de la sabiduría era muy grande y estaba vacío. Era un espectador del mundo, su papel aún no estaba definido. Desde el patio de butacas observaba la gran obra, siempre con atención, sin perder detalle. Provocaba en él sentimientos de toda índole, alegría cuando los actores se reían, tristeza cuando los actores entristecían, todo se transmitía de forma mimética, de alguna manera él entendía los sentimientos, pero quedaba un tremendo vacío porque nunca entendía el argumento.Su niñez rural, el contacto con la naturaleza, con las cosas tal como son, le había dotado de una sensibilidad especial. Aquel mundo infantil estaba lleno de alegría, no había limitaciones ni peligros conocidos, las barreras del mundo adulto aún eran demasiado altas para levantar la mirada.La luz rebotaba en los espejos de cal, el calor de aquella tarde arrancaba de los adoquines alientos de vapor encendido. A él le gustaba inclinar la cabeza y ver a contraluz como el vaporcillo se elevaba a las nubes. Se tendió en la acera, le gustaba abandonarse, turbarse al sol, como los lagartos. Su padre estaba enfrente, con las puertas de casa abiertas y una gran red colgada en el gancho del techo, la estaba tejiendo, abstraído en sus pensamientos, recordando sus recuerdos. A esa hora el silencio era total, incluso la calle estaba adormilada, solo de vez en cuando alguna lagartija correteaba por las paredes en busca de su presa. La quietud era total. Él lo observaba, podía pasarse horas mirándole, desde esa lejanía tan cercana, no decían nada, pero el sabia que su padre notaba su presencia y le gustaba. El tiempo se congelaba en esa hermosa complicidad.Él me contaba que tenia un baúl en su memoria lleno de imágenes similares. Siempre al lado de su padre, pero de forma invisible, imperceptible, en algún sentido lejana. «Aquel hombre tenia una vida interior que le acosaba, yo era su mundo de paz, su cómplice en la tristeza, por eso nunca me alejaba de él. Sus sentimientos estaban inmovilizados, inválidos, su sensibilidad la habían castrado para siempre en aquella terrible guerra, no recuerdo abrazos ni momentos de especial ternura física, pero lloro cuando recuerdo su presencia. No tenia nada que contarme, solo podía darme su amor con aquel silencio, con su presencia. Yo lo notaba y le estoy eternamente agradecido».