Nunca he entendido la frivolidad de casi toda la clase política, frivolidad mezclada con soberbia, muchos arrepticios y aurívoros con sobrada facundia que solo buscan cultivar su ego y dejar una impronta calavérica en una historia que posiblemente los ignorará.
Como un ministerio con tanta inteligencia asalariada, como un parlamento con tanto sabio con escaño, como los partidos políticos con tanta democracia interna, como el Consejo de Estado con tanto elefante al Sol, como los demás órganos consultivos, que son muchos y variados, como el Estado en mayúsculas, permite parir leyes que no son buenas para nadie, que en muchos casos son anticonstitucionales total o parcialmente, que limitan derechos o ensalzan verdaderas estupideces a la esfera racional. Como es posible sin que nadie se sonroje y se vaya a casita a jugar y hacer experimentos con gaseosa. No entiendo que sea tan fácil ser político.