Decía Séneca de su época que eran malos tiempos, pues todos se consideraban escritores y se le faltaba el respeto a los padres. Las épocas están marcadas por pequeños detalles que las definen de una forma particular y luego están los rasgos históricos, tercos y repetitivos, que no nos abandonan. Lo particular de esta época es que nos gobierna una generación mimada que no ha conocido el “no” a sus caprichos, ni el castigo o reprimenda a sus desmanes. Y en lo general el hecho que martiriza la historia y que es origen de los más sangrientos conflictos, el miedo y lo políticamente correcto, versus, la falta de criterio y la sinrazón.
Ayuso está haciendo lo correcto y lo valiente, sin peros, los peros los tienen el blando de Feijo y el rumbo errático del PP, se junta la generación mimada y el miedo. Se les junta el hambre y las ganas de comer.
Ayuso está plantando cara a la tiranía y defendiendo la libertad, en mayúsculas, y lo hace desde su atalaya, para ella sería más cómodo ser políticamente correcta y dejarse dominar por el miedo. Y eso le da otro plus, tenemos el derecho y la obligación de desobedecer cuando lo que se nos manda no atiende al orden, al respeto, al bien común, atenta contra la mayoría o pone en riesgo nuestra convivencia. Y lo hace desde el poder que le otorga su cargo y en nombre de una gran mayoría de ciudadanos por no decir en nombre de todos los que queremos gritar y no tenemos voz. Gracias.
Así debería de ser la acción política en democracia, un sistema de contrapesos, y una representación real y sincera de los intereses de la ciudadanía. Son los poderes, los otros poderes que nos representan los que deben llamar la atención al poder que se extralimita. Nosotros no tenemos por qué salir a la calle cada vez que un poder intenta fastidiar, que son muchas las veces, bastante tenemos con trabajar y juntar para pagar impuestos y sueldos de funcionarios y políticos.
Estamos representados por cuatro instancias de poder, el municipal, el autonómico, el nacional y el europeo, y sus derivadas, que son muchas, diputaciones, consejos comarcales, institutos y entidades con capacidad de generar impuestos y normas.
Hacen falta más ayusos, hace falta más claridad en el lenguaje, evitar eufemismos y un ambiente político más acorde al ciudadano y la realidad. No puede haber delincuentes ejerciendo de diputados, no se puede ejercer en el parlamento sin jurar la Constitución, no se puede votar una ley sin leérsela, no se puede legislar sin saberse la constitución, y una lista larguísima y aburrida. A veces hay que pegar un puñetazo en la mesa y decir, BASTA.
“Porque la mentira, la manipulación y el engaño, no pueden ser, no son, ni éticos ni legítimos, y mucho menos cuando están en juego los intereses generales de nuestro país y de nuestros conciudadanos.”